jueves, 16 de abril de 2015

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Estamos hablando de una persona que siempre podrá contarme cosas que han pasado mientras yo le hablo de cosas que no van a pasar. Es una persona que dice mucho y no dice nada, el silencio es su fuerte, pues tiene unos ojos grandes por donde se le escapan a veces los pensamientos.

Está esta otra persona que debe decirlo todo porque sus ojos ya no ven y no sabe hacia donde dirigirse si quisiera comunicarse con señas, pero hay que escucharla con atención. Dos segundos de desconcentración y se pierde el hilo de la conversación. Es interesante aunque se crea superior, atractiva pese a algunas de sus cicatrices, las mas profundas y abiertas de su alma. No importa, no importa...

Pero hay una persona más. Ya no escribe mas que para responder cartas. Tanta de no decir nada con palabras y aunque sus ojos también conversan, sus dientes tiritan versos tristes para quien sepa escuchar, no es necesario entender porque el otro no le importa precisamente. Solo quiere un público, pero no quiere seguidores. 





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