viernes, 5 de agosto de 2016

Especialista en cagarla

¿que paso?
Veo nuestras fotos y me pregunto en qué momento, ni siquiera encuentro una palabra que pueda describir el horrible sentimiento en cuanto supe que nos habíamos acabado el uno al otro.
Si, peleas y errores de pareja. No, errores de persona y pelea de pareja, eso si.
Y de todas maneras siempre la termino cagando, no sé que esperabas más de mi, pero así se llamará mi libro.
Especialista en cagarla, en joderla, en joderme. Pero no quiero joderte conmigo.
Por lo tanto mientras te tenga a mi lado, no puedo jodernos más.
Es una decisión fácil si nos ponemos lógicos. O me jodo sola o me salvó contigo.
El problema es que me falta la parte de ese instinto de conservación que a ti te sobra.
Entonces pienso, ¿realmente quiero joderme sola?
Lo único que se es que no quiero hundirme contigo.
En el abismo sólo hay lugar para uno y yo ya lo reservé hace tiempo.
O te suelto o sigo luchando por ambos, porque no estoy dispuesta a destruirme si tu no me lo permites.
No es difícil si tu me llevas y me alejas de aquí, porque yo no puedo dejarte venir conmigo.

miércoles, 18 de mayo de 2016

Exprimiendo el alma

Hay un punto en el día, en el mes (soy mujer así que tengo este punto cada mes, supongo), en la vida, puede ser el momento de otro momento; en el que la palabra "dolor" no es suficiente para describir ese punto al que se llega que ya no tiene nombre.

Y se sufre por nada, y se sufre por todo, y se piensa en cada cosa, cada error, cada perspectiva manifestada en la que sé  que tuve razón y aún así mi madre no lo reconoció y al preguntar por qué simplemente ganaba toda una batalla sólo por ser mi madre. Se piensa en todo, pero ya no se quiere pensar en nada. 

Intenté, y juro que así lo quise, salir de mi mente. Tratar de concentrarme en una sola cosa, un solo tema, una sola conversación, pero no. Entraban a mi mente nuevas ideas para atormentarme. Graciosa manera de decir que me gusta torturarme a mí  misma. Si alguien quisiera volverme loca sólo tiene que encerrarme en un cuarto, porque mi cabeza tiene la capacidad de hacer que yo colapse. 

Así pues, en este punto, soy una prenda de vestir recién salida de la lavadora, en una casa donde no alcanza para la secadora, y está prenda no alcanza en el alambre donde se cuelga la ropa, y entonces hay que exprimir. Llorarlo todo, retorcer el alma a ver si eso que ya no es dolor se va de poco en poquito. 

No pregunten si funcionó. Puede ser que cada persona tenga su método para lidiar con la sensación que tengo yo ahora. A los seis años que escucho la canción triste que usaba para llorar en los momentos que ya no eran dolor ni tenían nombre en ese entonces. Hablo como vieja, pero ahora veo que seis años es bastante, y al mirarme en el espejo, toda exprimida, sigo igual, no he cambiado, y quizá hasta las causas del sentimiento terrible son las mismas con diferentes nombres, lugares o situaciones. 

Entonces veo que es todo lo mismo cada día, cada mes, unas cuantas veces en la vida, por momentos que también originaron momentos. Ese punto que ya no tiene nombre y, en fin, hago la rutina de siempre para ver si logro desecharlo hoy también. Vida cíclica y bella, pero complicada y variable al mismo tiempo. 

domingo, 10 de enero de 2016

La portada de mi libro

Últimamente no me siento bonita. No es que siempre me haya sentido una estrella fugaz con respecto a mi apariencia. Nunca he sido la persona más deslumbrante de un lugar. La más fea si, porque si tuve que atravesar la etapa en la que me maquillaba mal y me ponía demasiado delineador, y nada de eso funcionaba. Durante esa etapa no me arreglaba por las mañanas, me arruinaba  más y luego me decía "linda" para irme un poco más tranquila a clases.

Luego me bajaban de un globo muy cercano que había intentado inflar con mi poca seguridad, que no se elevaba del todo. Y lo decían, estaba fea. Resulta que no siempre más significa mejor, y entendí la razón por la que esas palabras no son sinónimos. Fue difícil, pero de alguna manera hacía el intento de sentirme hermosa. Pero no era suficiente. Aunque digan que la imagen no es importante, elegir la ropa y el maquillaje correctos si me ha facilitado la vida de alguna manera.

Pero el momento en que mi imagen había mejorado, decidí que quería ser invisible. Y ya no se pudo, me gustaba la atención que me daban por no ser tan fea, por estar bien vestida, por no estar tan maquillada. Soy un libro al que si juzgaron por la portada, pero ya no me interesaba si me leían o no.

Está claro que es un mundo, que son personas superficiales los que uno conoce. Es complicado saber como es la personalidad de una persona que no cumple con los estándares de la estética por el hecho de que a muchos no les interesa saber lo que piensa.

Últimamente me siento como esa chica de hace años, como si me estuviera volviendo a maquillar demasiado para que me noten, pero con la ropa incorrecta, mal combinada. No es que importe, es sólo que no me siento bonita.